domingo, 26 de junio de 2011

Fabio Fusaro

En muchas de las charlas que tengo con hombres abandonados por sus parejas me he encontrado con personas en un total estado de destrucción.

Esos hombres habían puesto el eje de su vida en dicha pareja y todo entonces giraba en torno a ella. Sus trabajos, sus estudios, sus relaciones personales, sus deportes, sus hobbies, todo se caía cuando ese eje puesto en otra persona desaparecía.

Y en esos momentos ellos se transformaban en seres totalmente dependientes del regreso de la mujer que los había abandonado, llegando a las humillaciones más increíbles con tal de recuperarla.

“Fui a su casa llorando y hasta me arrodillé”.

“La amenacé con matarme”.

“Le envío regalos todos los días”.

“Le dije que siempre, siempre, la estaré esperando y de hecho lo haré”.

“Tengo que recuperarla sí o sí porque sin ella no existo”.

“¿Crees que volverá cuando se canse del otro?”

“Le compré un anillo y le propuse casamiento”.

Estas son algunas de las frases que he escuchado y que no logran agotar mi capacidad de asombro.

En casi la totalidad de estos casos, estos chicos tuvieron una pésima relación con su padre, o tuvieron un padre totalmente ausente.

“Mis padres se separaron cuando yo era chico y lo veo muy poco”.

“Tengo una pésima relación con mi padre”.

“Mi padre es una mala persona, no tengo relación con él”.

Es muy común escuchar cosas como esas en este tipo de hombres que se humillan hasta un punto inimaginable con tal de retener a una mujer que los está abandonando.

En estos casos siempre aconsejo a estas personas, acudir a un psicólogo y comenzar una terapia. En ese ámbito seguramente encontrarán muchas respuestas que los acerquen a una solución de su problema de dependencia emocional.

Obviamente no vamos a encontrar la forma de hacer que un padre ausente esté más cerca de su hijo tanto de forma física como emocional, pero al menos deberíamos ser bien conscientes de las consecuencias que esa distancia puede traer.

Suele suceder que las madres de estos chicos, quienes también han tenido una mala experiencia con los padres de sus hijos, cargan con un sentimiento negativo hacia los hombres y no les dan a sus hijos varones la contención, los consejos y las herramientas necesarias para que se sientan fuerte frente al sexo opuesto y logren afrontar con entereza las consecuencias de una ruptura.

La ausencia de una imagen paterna puede crear muchos más problemas en una persona de los que se pueden apreciar a simple vista. Y éste es un tema del cual las madres tampoco deben desligarse. Porque los hijos, más allá de lo que el padre que le tocó en suerte haya resultado ser, son lo más importante que nos dio la vida.

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